viernes, septiembre 15, 2006

Tecnocasa es Satan


Tecnocasa es una franquicia inmobiliaria que se caracteriza por focalizar los esfuerzos de cada oficina en una zona muy concreta y por contratar a jóvenes sin apenas experiencia pero llenos de entusiasmo por llenarse los bolsillos de pasta con el lucrativo negocio de la compra-venta de pisos. Por supuesto, en San Francisco hay mucho negocio y ahí estan ellos. Los chavales se pasean por la calle todo encorbatados (la corbata verde es su distintivo) entre yonkis y mirones intentando repartir sus revistillas y llamando puerta a puerta para ver si alguien está a punto de morirse o de separarse y ofrecerle una tasación gratuita. Son los nuevos testigos de Jehova.

Mi experiencia concreta tiene relación con el camarote sobre el que hablé en mi nota anterior. Un piso que, según Surbisa (la institución del ayuntamiento de Bilbao que se encarga de vivienda), no tiene permiso de habitabilidad por no superar los límites impuestos por el Gobierno Vasco en cuanto a metros cuadrados de superficie y altura. De sus 30 metros pocos son transitables ya que el punto más alto sólo llega a dos metros.

Esta inmobiliaria compró a un buen precio a mis antiguos queridos vecinos, esa madre e hijo con personalidad bipolar en cuanto a su condición gitana, y ahora, por supuesto, intentan rentabilizar su inversión. Cualquiera que compre el piso, además de vivir en unas condiciones deplorables, sin apenas espacio ni luz, va a hacerlo en la ilegalidad ya que ese piso no tiene permiso para ser habitado mas que por las palomas (ejem, de esto tendré que hablar en otra nota). El problema es como le explicas tú a un inmigrante que apenas sabe hablar castellano que le han engañado y que ahí no puede vivir. Se aferrará al marco de la puerta con los dientes y verá en ti al enemigo cuando los verdaderos hijoputas son los que le han vendido ese zulo. Ellos no están haciendo nada ilegal. Pueden vender el piso al igual que se puede vender un trastero o un garaje pero está claro que su actitud es una buena muestra de la hospitalidad europea.

El aparejador de Surbisa me comentaba cuando le conté nuestro problema que nadie va a comprar un piso sin consultar a la comunidad si tiene cargas o no. Y si lo hacía es porque era un comprador tonto. No hay que confundir la necesidad con la necedad. El que duerme en un contenedor de basura no lo hace porque sea tonto y quiera que el camión de recogida haga un paquete con él. Mejor no ironizar porque en lo que llevo viviendo aquí ya son dos los "sin techo" que han muerto de ese modo, uno de ellos residía junto a su cartón de vino en el escalón de entrada a mi portal. Si algún día encuentro ganas hablaré de él.