La buena vida
Mañana tocan La buena vida en el Antzoki. Ire a verlos y he estado preparando el concierto escuchando alguno de sus discos. Son uno de los grupos que más me gustan y que durante más tiempo me han acompañado. Desde hace más de 10 años. Tengo un montón de recuerdos buenos relacionados con ellos y muchas de sus canciones me llevan a un momento u otro de mi años pasados. A uno de los que tengo más cariño es el primer concierto que vi de ellos en Bilborock. Creo que hacían de teloneros de Diego Vasallo y presentaban "Soidemersol". No había mucha gente y colocaron sillas por toda la sala. Nos sentamos en la primera fila y debía ser verano porque recuerdo descalzarme y soltar toda la arena que llevaba escondida en los pies (esto puede ser una cerdada o tema para una canción de ellos). No me quedé a ver al ex Duncan Dhu por no estropear el momento.
Más recientemente, con motivo de su último disco con Siesta ("Hallelujah"), tuve la suerte de entrevistar a Pedro, que es el portavoz oficial de la banda, sentados en la terraza del Ondarra, un bar frente al Kursaal de Donostia en el que, en ese momento, trabajaba Mikel (la voz masculina de la banda). Que te ponga un café alguien que ha hecho canciones que funcionan de marcapáginas en tu vida es un lujo que no creo se vuelva a repetir. Respecto a aquella entrevista tengo una anécdota que parece el deseo cumplido de todo fan pero que podía haber supuesto un problema para La buena vida. No recuerdo quien llevaba entonces su promoción, y será mejor no recordarlo, pero hizo llegar a mis manos una copia de "Hallelujah" en la que, cuando terminaban las 11 canciones, sonaba un chisporroteo y comenzaban otras canciones nuevas del grupo no acreditadas. No tardó en llamarme nervioso el promo-man diciéndome que por error se había colado en la copia que me habíán enviado el master de la grabación y además de las canciones del nuevo trabajo estaban otras que saldrían en el futuro. Se trataba del mini-lp "Harmonica" que se publicaría meses más tarde como complemento a "Hallelujah". Por supuesto, me pidió total discrección y casi llegó a amenazarme si esas canciones comenzaban a circular. Yo las guardé y no hice copia a nadie, sólo las dejaba escuchar a través de mis auriculares. Es así como en el concierto de presentación yo era el único que podía canturrear ese "Blues por Charlie".
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