lunes, octubre 02, 2006

"Something for the weekend"


Un resumen rápido del fin de semana. El viernes estuve en el concierto de The Divine Comedy en la Santana. Ocho personas en el escenario (en el otro concierto de la pasada semana estaba sólo Dominique con su guitarra) para arropar a Neil Hannon que sigue haciendo fantásticas canciones con espíritu de cabaret. Toco "My daddy´s car", una canción que tenía en el olvido pero que creo tener en un flexidisc que regalaban con la revista "Spiral". Es inevitable, a uno le entran ganas de vestir traje y fumar como un carretero cuando escucha esas canciones a mitad de camino entre la euforia impostada y la ironía depresiva. De hecho, confirmando el caracter teatral del concierto, no se si por capricho de Neil Hannon o para maquillar la pobre entrada, había unos cuantos figurines sentados en mesas en las primeras filas. Disfruté a pesar de que no tocó la única canción que me atrevería a cantar en un karaoke, ese "Everybody knows that i love you" que me ponía muchos sábados antes de salir de casa.

El sábado precisamente viajamos hasta Donostia para disfrutar del último día del festival. No vimos ningún famoso y las peliculas que nos tocaron en suerte eran las dos demasiado "primeros trabajos"; la primera ("12 trabajos", ganadora del premio Horizontes) por inocente y la segunda ("Fair play", ganadora del premio Nuevos directores) por no saber hacer crecer un guión con algunos diálogos brillantes. El descubrimiento del día fue un local de Egia que se llama Garraxi al que acudimos por recomendación de C.S y N. Un vegetariano de los que te tienes que poner tú mismo la mesa, una mezcla de gaztetxe y local moderno de Barcelona que pone unas raciones enormes y tiene unas camareras encantadoramente bordes.

El domingo fuí en busca de otro tesoro entre las cubetas de vinilos de la Feria del disco. E. se gastó todo el dinero que llevaba pero yo, más precavido, devolví una copia del "London Calling" porque me habían colado dentro de la carpeta un disco que no era. No me di cuenta de ello hasta que otro cazador me advirtió de que él no se había llevado el disco porque era gato. Para no irme con las manos vacias pague el precio más alto que hasta ahora me había permitido por un vinilo: 10 euros por el "Mediterraneo" de Serrat. Fue un capricho, quería encontrar en este clásico la esencia de algunas canciones de Refree. No tiene nada que ver con lo que hace ahora Raul Fernández pero creo que dentro de unos años podrá escalar posiciones en el ranking de mis preferidos. De momento sigue en el número 1 la reciente adquisición de Leonard Cohen.